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"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos"   SURda

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10-05-2015

 

 

Con novedad en el frente. Departamentales y a la vez internas

 

SURda

Opinión

Fernando Moyano

 

Quiero tirar un par de ideas antes de los resultados del “Día de la Madre”, y tal vez dé para retornarlas después . No son los resultados en sí los que  nos interesan sino los cambios de fondo que manifiestan



Consolidación del FA como partido del Estado

Luego de los resultados de octubre quedó claro el proceso que ha hecho del FA el partido del Estado, sin lo cual no se explicaría a su vez ese resultado, permanencia en el gobierno por un tercer período consecutivo a pesar del desgaste, que vino además con el choque entre las ilusiones y la realidad.

Implica la transformación del propio Frente, proceso de larga duración iniciado mucho antes de llegar al gobierno, cambio en la relación entre el partido y su base social. Como dijimos una vez: “De partido de militantes a partido de funcionarios y votantes , de la alternativa a la alternancia”.

Ente cambio modifica también la forma política, queda atrás la “coalición y movimiento” y se instala el partido centralizado propiamente dicho con pérdida definitiva de autonomía de sus sectores internos. El último evento de esta tendencia es el rápido desmembramiento de la alternativa interna que encabezó Constanza Moreira.

Lo primero que puede verse hoy es el colapso de la oposición burguesa tradicional con el “hara kiri” (exactamente eso, suicidio por auto-destripamiento) que hizo la “Concertación” en Montevideo.

Costumbre inquebrantable de los politólogos es quedarse en la superficie de los hechos y jamás (pero jamás) ver más allá e ir a las causas. Aunque no me interese mucho, tengo curiosidad sobre el Sordo González, que tan deslumbrado estaba por el hallazgo de Lacalle Pou en su consigna “Por la positiva” , ante este giro completo y desesperado a “Cambiemos todo”.

Lo hicieron, cambiaron a Gandini por Garcé y a Ney por Rachetti y salió mal. Vino Novik a rescatar algo del naufragio. Su propuesta es suprimir a los políticos intermediarios: Si es cosa de gestionar el capitalismo, que sea un capitalista. Pero es un cambio muy radical para nuestro sistema político como para procesarlo en un día. Queda como esbozo para el futuro.

La conclusión es clara, y las cámaras empresariales lo dicen a días de las elecciones. La clase social que los sustenta, los verdaderos dueños, no quiere arriesgarse a complicarle las cosas a estos nuevos gerentes del boliche. Prefiere respetar su tiempo de adaptación. Si es tema de gestión, a no entorpecer la gestión. Los problemas de ajuste los arreglamos en la trastienda.

Las contradicciones internas del Frente Amplio

Condición inevitable del Partido-del-Estado es que las contradicciones políticas de la coyuntura, en vez de resolverse en la lucha entre partidos, se resuelven en la lucha interna EN el partido. Este es el segundo cambio notorio. La polarización social se manifiesta en una alineación interna en el FA.

Por supuesto que esa “división” es más aparente que real, pero esa es precisamente la principal característica del fenómeno, porque la política ES teatro, y la puesta en escena es un problema político. La condición del FA de “frente” en sentido de f ront-end , fachada del sistema burgués ante las clases subalternas no es novedad. La novedad es que haya dos fachadas

Ya no se trata de la “unidad en la diversidad” propia de una coalición. Es un partido centralizado y verticalista, pero que tiene DOS formas de salir a escena contradictorias entre sí, rompiendo su discurso “unitario” tradicional que sirvió para disciplinar a los descontentos. Ahora la cúpula rompe el “ conshensho”

El Frente es un partido con un programa burgués y una política burguesa, no es un frente “policlasista” ni es este un “gobierno en disputa”. Pero sí es un partido de  ? base electoral policlasista , ??del tipo "catch all". Hasta ahora su forma de "catch" estaba más o menos bajo control de la cúpula, un partido, se trataba de ?un partido de cúpula unificada


Hoy la bifurcación no es aparente o teatralizada, es real. Tampoco es lo que provoca conflictos abajo sino al revés. Es una simplificación ver solamente un tema de reparto de cuotas de poder. El aparato del Frente se forma con un elenco de carreristas, pero el reparto del poder es también consecuencia del hecho de fondo.

El problema del Frente actual es el agotamiento del “conshensho” , o sea de la capacidad del sector dominante en la cúpula de contener las contradicciones internas. La zanahoria de llegar al gobierno primero, de continuar después, ya dejó de ser zanahoria, y las contradicciones pasan al primer plano.

Lo que se evidencia son los límites del discurso de conciliación de clases. El Frente sigue ofreciendo falsas soluciones a su base social electoral. Lo que ocurre ahora es que ya no puede ofrecer la misma falsa solución a todos .

El crecimiento de la actividad económica de la última década ha venido con aumento en la concentración y centralización del capital y de la desigualdad social, pero no todos los sectores sociales subalternos han sido igualmente desfavorecidos, aunque sí más desfavorecidos que los sectores dominantes. Ha habido alguna forma de “goteo” desigual.

Hay un sector relativamente amplio de impronta pequeño-burguesa que ha crecido por los beneficios de la expansión económica del país. Expansión basada en el “lumpendesarrollo”, bonanza agroexportadora, extractivismo, que si bien profundiza los lazos de dependencia, la deuda externa, el agotamiento de la tierra y las dificultades a mediano y largo plazo , permiten la promoción a corto plazo de una mejora dentro del sistema de algunos sectores medios.

También está muy claro que participan de esa  mejora a corto plazo los sectores mejor organizados de los trabajadores, lograda no simplemente por esas condiciones favorables de contexto sino por el resultado de su presión y lucha en esas condiciones. Esto puede verse muy claramente si comparamos la evolución del salario entre los sectores sindicalizados y no sindicalizados de los trabajadores, es mayor entre los que pueden organizarse. A su vez, sectores tradicionalmente muy desprotegidos ahora se han organizado y protagonizado luchas, como es el caso de los trabajadores de los supermercados.

Pero también hay sectores subalternos humildes y pasivos (no en el sentido de jubilados sino desmovilizados, dispersos, quietos, o con grandes dificultades para organizarse) que se han beneficiado por las políticas asistencialistas del Estado, aunque hayan sido limitadas. Y hoy eso se termina, y comienza a asomar la miseria en los márgenes.

De conjunto y en forma muy desigual, hay sectores que han podido aprovechar de distinta manera, unos más y otros menos, las condiciones de reactivación económica de la última década. Pero esta situación se agota, y se agota también en forma desigual. Allí hay un límite para el “conshensho”.

Las dos fachadas, entonces, son:

La batuta la sigue teniendo, como siempre, la “conducción económica” social-liberal. La novedad es que ahora, para responder a las demandas crecientes y los descontentos, se presenta una esperanza desmedida en la solución mágica del orden y la racionalidad , emprolijar la casa, dar una mano de pintura, no solucionar nada pero mantener el orden y creer (como el obsesivo compulsivo) que organizando la agenda se resuelven los problemas. A buen puerto vas por agua.

La otra fachada es lo que hemos llamado el “populismo simbólico”. Tampoco se resuelve nada, pero se hace catarsis. Es la solución expresiva, el camino terapéutico para el malestar.

En el panorama político inmediato, las departamentales sirven para reagrupar fuerzas y tomar posiciones. El objetivo son unas cuantas presas jugosas del lomo del Estado, la posibilidad de juntar como para “hacer caja”. Luego vemos.

Por último: Todos los anuncios de las encuestas hay que tomarlos con pinzas, ya vimos las payadas de que pueden ser capaces. Pero a esta altura sería algo muy raro que Daniel pueda perder ante Lucía. ¿Qué quiere decir esto?

Tampoco el “ruralismo” de Mujica tiene buenos resultados en otros lados. El caso de Canelones ni cuenta, porque en verdad la tiene regalada.

Lo que vemos aquí es el límite del “populismo simbólico”, que desde el principio se ha sometido al programa social-liberal y se ha dedicado a repartir solamente “bienes expresivos”. Si el Pepe no puede traer a la mesa carne de verdad, se le termina.

Dos fachadas, pero pueden ser tres. Daniel responde a Daniel, a sectores específicos de la burocracia estatal y gerencial, y puede armar su propio proyecto político. Como ya se ve, hay dos que ya largaron en la carrera 2019, Daniel y Raulito; por ahora Raulito no ha tenido mucha suerte en evitar las metidas de pata.

Una de las manifestaciones de este dilema se ve en lo que pasa en el movimiento sindical. El sindicalismo oficialista también se ve arrastrado a la falta de consenso. Un paro a menos de dos meses de asumido “nuestro gobierno”, pero además un paro dividido . Esta división no es un mero reflejo de la división en el partido político, tiene su propia génesis, responde a otros alineamientos internos. Tienen su propio fin del consenso.

Lo que podría proponer como una posible interpretación de lo que pasa es lo siguiente:

En ausencia de otra cosa, en tanto la llamada “izquierda radical” con todas sus variantes no ofrece otra cosa que símbolos viejos , la masa trabajadora ha preferido quedarse con los símbolos y los viejos en el FA, y esperar además si algo puede mojar en el reparto, aunque más no sea. Mejor esperar que salir a la intemperie.

Y algo mojó, pero en la medida que esto se agota y la espera se termina, la presión se va a sentir. Veremos como sigue.

 

 
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